El siguiente es un texto que presenté para el final de Historia de la Psicología, cátedra Rossi, de la Universidad de Buenos Aires.
Descartes considera pasiones a todas las percepciones, sentimientos y emociones del alma, que se refieren a ella y que son causadas, sostenidas y fortificadas por el movimiento de los espíritus animales. Esos espíritus llevan a unirse al alma con aquellos objetos considerados convenientes. Teniendo esto en cuenta, para Descartes, la pasión del amor mueve al alma a unirse de voluntad a otra persona, es decir, conformar un todo del que ambas personas sean sus partes.
Por otro lado, para Hume, por otro lado, las pasiones son causadas por el cuerpo, que, a su vez, es despertado por los objetos. Del bien o el mal de estos objetos surgen las pasiones directas, mientras que las pasiones indirectas dependen, además, de otras cualidades. En la pasión del amor, que es una pasión indirecta, el objeto/otro es percibido por un sujeto por medio de sus sentidos; a partir de ese momento forma una impresión sensitiva, que, a su vez, desencadena una impresión reflexiva, la pasión. Esta pasión implica que en el sujeto exista una complacencia con las cualidades de un objeto evaluado como bueno.
Para Kant, las pasiones son impulsos muy fuertes de la naturaleza humana, en los que no participa la conciencia, en forma de entendimiento. Así, la pasión del amor aparecería en una persona que está fascinada con otra, y no puede medir las consecuencias de su fascinación, lo que lo convierte en un insensato.
En este punto los autores abandonan el término pasión. Darwin sostenía que un individuo siente amor por otro cuando detecta en esta persona un rasgo particular, producto de la selección natural y la evolución, como por ejemplo, la habilidad para la caza de animales. En el individuo atraído, inicialmente, no hay participación de la conciencia, la búsqueda se produce, entonces, sin conciencia.
Wilhelm Wundt, desde su psicología experimental, sostenía que las emociones están formadas por una serie de sentimientos compuestos, reunidos en un curso conexo que se extiende a lo largo del tiempo, y que forma un todo único. De esta manera, una persona presenta la emoción del amor cuando está atraída hacia un rasgo aislado de una persona (los llamados sentimientos parciales); posteriormente, se siente atraída a la persona como un todo (los sentimientos totales). En este punto se ubica el sentimiento compuesto inicial que desencadena la emoción, a la cual se le agregan otros sentimientos compuestos similares, hasta que aparece un sentimiento final que produce la desactivación de la emoción.
Los autores de la Escuela Francesa retoman el concepto y la palabra pasión y la reconocían como un curso estable, en el que predomina un estado emocional y la consideraban como secundaria, respecto de las emociones primarias, repentinas y sin conciencia. La pasión del amor se sucede, en un sujeto, luego de la producción de un choque emocional, causado por el deslumbramiento que un objeto/persona produce en el objeto. Una vez producido ese choque, puede tener influencia la conciencia y se genera el amor como pasión, posibilitado por el temperamento y carácter del individuo (las llamadas causas internas).
Watson estudia las respuestas a estímulos. La respuesta emocional de amor en los niños pequeños se produce cuando se le hacen cosquillas o caricias; si dichas cosquillas son producidas con, por ejemplo, música de fondo, la respuesta emocional se condiciona al estímulo de la música, por lo que en un futuro, la música producirá esa respuesta condicionada.
Para Freud, el amor es producido por la identificación de un rasgo, en el objeto, perteneciente a la figura paternal idealizada (inconciente).
Descartes considera pasiones a todas las percepciones, sentimientos y emociones del alma, que se refieren a ella y que son causadas, sostenidas y fortificadas por el movimiento de los espíritus animales. Esos espíritus llevan a unirse al alma con aquellos objetos considerados convenientes. Teniendo esto en cuenta, para Descartes, la pasión del amor mueve al alma a unirse de voluntad a otra persona, es decir, conformar un todo del que ambas personas sean sus partes.
Por otro lado, para Hume, por otro lado, las pasiones son causadas por el cuerpo, que, a su vez, es despertado por los objetos. Del bien o el mal de estos objetos surgen las pasiones directas, mientras que las pasiones indirectas dependen, además, de otras cualidades. En la pasión del amor, que es una pasión indirecta, el objeto/otro es percibido por un sujeto por medio de sus sentidos; a partir de ese momento forma una impresión sensitiva, que, a su vez, desencadena una impresión reflexiva, la pasión. Esta pasión implica que en el sujeto exista una complacencia con las cualidades de un objeto evaluado como bueno.
Para Kant, las pasiones son impulsos muy fuertes de la naturaleza humana, en los que no participa la conciencia, en forma de entendimiento. Así, la pasión del amor aparecería en una persona que está fascinada con otra, y no puede medir las consecuencias de su fascinación, lo que lo convierte en un insensato.
En este punto los autores abandonan el término pasión. Darwin sostenía que un individuo siente amor por otro cuando detecta en esta persona un rasgo particular, producto de la selección natural y la evolución, como por ejemplo, la habilidad para la caza de animales. En el individuo atraído, inicialmente, no hay participación de la conciencia, la búsqueda se produce, entonces, sin conciencia.
Wilhelm Wundt, desde su psicología experimental, sostenía que las emociones están formadas por una serie de sentimientos compuestos, reunidos en un curso conexo que se extiende a lo largo del tiempo, y que forma un todo único. De esta manera, una persona presenta la emoción del amor cuando está atraída hacia un rasgo aislado de una persona (los llamados sentimientos parciales); posteriormente, se siente atraída a la persona como un todo (los sentimientos totales). En este punto se ubica el sentimiento compuesto inicial que desencadena la emoción, a la cual se le agregan otros sentimientos compuestos similares, hasta que aparece un sentimiento final que produce la desactivación de la emoción.
Los autores de la Escuela Francesa retoman el concepto y la palabra pasión y la reconocían como un curso estable, en el que predomina un estado emocional y la consideraban como secundaria, respecto de las emociones primarias, repentinas y sin conciencia. La pasión del amor se sucede, en un sujeto, luego de la producción de un choque emocional, causado por el deslumbramiento que un objeto/persona produce en el objeto. Una vez producido ese choque, puede tener influencia la conciencia y se genera el amor como pasión, posibilitado por el temperamento y carácter del individuo (las llamadas causas internas).
Watson estudia las respuestas a estímulos. La respuesta emocional de amor en los niños pequeños se produce cuando se le hacen cosquillas o caricias; si dichas cosquillas son producidas con, por ejemplo, música de fondo, la respuesta emocional se condiciona al estímulo de la música, por lo que en un futuro, la música producirá esa respuesta condicionada.
Para Freud, el amor es producido por la identificación de un rasgo, en el objeto, perteneciente a la figura paternal idealizada (inconciente).